El Misteri d’Elx, una de las más sublimes manifestaciones culturales y religiosas de España, cautivó una vez más en su segundo ensayo general, celebrado anoche en la majestuosa Basílica de Santa María. Este evento, que ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, sigue dejando una marca imborrable en el corazón de quienes tienen el privilegio de presenciarlo, reafirmando su lugar como una de las joyas más preciadas del acervo cultural español.
Desde el momento en que las primeras notas resonaron en las imponentes paredes de la basílica, el ambiente se llenó de una energía mística que envolvió a todos los presentes. Las voces celestiales de los niños y la precisión con la que los actores recrearon cada escena transportaron a los espectadores a un mundo casi etéreo, donde lo terrenal y lo divino se entrelazaron de manera perfecta.
Cada ensayo del Misteri d’Elx es una experiencia irrepetible. No solo por la impecable puesta en escena y la calidad artística que caracteriza a cada función, sino por la profunda carga simbólica y espiritual que emana de esta representación sacra. El público, consciente de la trascendencia de lo que estaba presenciando, se mantuvo en un estado de expectación y reverencia durante toda la velada, comprendiendo que el Misteri es mucho más que un espectáculo: es una vivencia que conecta a los asistentes con las raíces más profundas de la fe y la tradición ilicitana.
El fervor y la devoción que el Misteri d’Elx despierta año tras año son prueba del poder del arte sacro para trascender el tiempo y las generaciones. Anoche, la Basílica de Santa María se convirtió en el escenario de una experiencia colectiva que renovó el compromiso de la ciudad de Elche con su patrimonio cultural y religioso. La atmósfera solemne y la precisión con la que cada detalle fue ejecutado dejaron claro que el Misteri no solo es una tradición viva, sino un tesoro que sigue tocando las vidas de quienes lo contemplan.
El Misteri d’Elx, con su capacidad para conmover y elevar el espíritu, sigue siendo una de las más grandes expresiones de la fe y la cultura de Elche. Cada nota, cada palabra y cada gesto en esta representación contribuyen a mantener viva una tradición que, con más de cinco siglos de historia, continúa resonando con la misma fuerza y emoción que en sus primeras representaciones. Este segundo ensayo general no solo fue una noche inolvidable, sino un testimonio del poder del arte y la devoción para unir a las personas en una experiencia compartida de belleza y trascendencia.
Crónica y foto.: Paco Ciclón/ AFPRESS