El Zendal, un hospital con inversión millonaria y uso limitado

El Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal, inaugurado en diciembre de 2020 en Madrid, fue concebido como una solución rápida ante la crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19. Construido en aproximadamente 100 días, su objetivo era reforzar la capacidad hospitalaria de la Comunidad de Madrid en situaciones de emergencia. Sin embargo, cuatro años después, su actividad ha disminuido drásticamente, lo que ha generado un intenso debate sobre su eficacia y justificación.

De la pandemia a la infrautilización

En sus primeros meses de funcionamiento, el Zendal se convirtió en el epicentro de la atención a pacientes con COVID-19, llegando a registrar el mayor número de ingresos por esta enfermedad en España en enero de 2021. Sin embargo, con el descenso de casos y el avance de la vacunación, su actividad ha caído de manera considerable. En 2023, el hospital reportó 489 ingresos, lo que representa un promedio de poco más de un paciente por día. En los dos primeros meses de 2024, esta cifra se redujo a 70 pacientes en total, evidenciando un bajo nivel de utilización.

Uso actual: una redefinición constante

Durante la fase crítica de la pandemia, el Zendal funcionó exclusivamente como hospital de emergencias para pacientes con COVID-19. Posteriormente, sus instalaciones fueron utilizadas para la vacunación masiva y como centro de atención para refugiados ucranianos. En la actualidad, el hospital opera como un centro de media estancia para pacientes que requieren hospitalización prolongada sin complicaciones graves. Además, se están realizando obras para habilitar un área específica para pacientes con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), con una inversión adicional de 50 millones de euros.

Principales críticas a su construcción

Desde su inauguración, el Hospital Isabel Zendal ha sido objeto de críticas por diversos aspectos:

  • Coste elevado: El presupuesto inicial del proyecto era de 50 millones de euros, pero el costo final superó los 150 millones, triplicando la estimación original.
  • Falta de infraestructuras esenciales: La ausencia de quirófanos desde su apertura limitó su funcionalidad, impidiendo la realización de intervenciones quirúrgicas.
  • Ausencia de plantilla propia: El hospital no cuenta con personal sanitario fijo, sino que opera con profesionales trasladados de otros hospitales públicos, lo que ha generado tensiones y críticas por la redistribución de recursos sin reposición adecuada.

Baja ocupación y controversias

A pesar de la inversión millonaria, el Zendal ha registrado una ocupación muy baja. Amplios espacios del hospital permanecen infrautilizados, lo que ha generado dudas sobre su necesidad y viabilidad. Profesionales sanitarios y medios de comunicación han cuestionado la gestión de recursos y la falta de planificación en su construcción y funcionamiento.

Recursos humanos y atención a pacientes

En 2023, el hospital contaba con aproximadamente 200 empleados, incluyendo personal sanitario y no sanitario. Sin embargo, en algunos periodos, la plantilla efectiva se redujo a tan solo 35 trabajadores, según datos del Servicio Madrileño de Salud. En cuanto a la atención a pacientes, el Zendal registró 489 ingresos en 2023 y 70 en los primeros meses de 2024, lo que refuerza la percepción de un uso mínimo en comparación con su capacidad instalada.

Posibilidades de habilitar quirófanos

El diseño original del Hospital Isabel Zendal no contemplaba la incorporación de quirófanos. Aunque se mencionó la posibilidad de adaptar algunas «salas de procedimientos», hasta la fecha no se han realizado modificaciones significativas para permitir la realización de intervenciones quirúrgicas en el centro.

Conclusión

El Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal representó una apuesta ambiciosa por parte de la Comunidad de Madrid para hacer frente a la crisis sanitaria de la COVID-19. Sin embargo, la falta de una planificación adecuada, la alta inversión económica y su escasa actividad actual han generado un fuerte debate sobre su eficacia y el uso de los recursos públicos. La infrautilización del hospital y las dificultades para adaptar sus instalaciones a nuevas necesidades refuerzan las dudas sobre su viabilidad a largo plazo.


 

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