La desigualdad salarial entre hombres y mujeres sigue siendo una realidad preocupante en la Comunidad Valenciana. Según datos recientes, en 2022 la brecha salarial de género se situó en el 17%, con un salario medio anual bruto de 22.135 euros para las mujeres frente a los 26.683 euros que perciben los hombres. Esto implica que, de mantenerse esta tendencia, la igualdad salarial no se alcanzaría antes de 2042. En términos prácticos, las mujeres valencianas tendrían que trabajar 62 días más al año para igualar el salario de los hombres, o dicho de otra manera, desde el 1 de noviembre trabajan sin remuneración en comparación con sus compañeros masculinos.
La situación del desempleo también refleja una marcada desigualdad. En la comarca del Baix Vinalopó, a fecha 31 de enero de 2025, se contabilizaban 14.706 mujeres desempleadas frente a 8.716 hombres en la misma situación. Esta disparidad también se manifiesta en la distribución de las jornadas laborales. En el cuarto trimestre de 2023, de un total de 1.951.900 personas ocupadas a tiempo completo en la Comunidad Valenciana, 1,1 millones eran hombres y 810.900 mujeres. Sin embargo, entre las 348.800 personas con empleo a tiempo parcial, 261.200 eran mujeres y solo 87.600 hombres. Mientras que para los hombres el empleo a tiempo parcial suele ser una situación transitoria en los primeros años de su carrera, para las mujeres representa una realidad estructural.
A nivel nacional, en 2022 las mujeres que trabajan a tiempo parcial percibieron una ganancia media anual de 12.552 euros, en contraste con los 29.932 euros de aquellas con jornada completa. Además, se desmonta el mito de que la jornada parcial es una elección voluntaria para las mujeres. La Encuesta de Población Activa (EPA) de 2022 indica que el 50% de las mujeres con empleo a tiempo parcial lo tienen porque no encontraron uno a jornada completa, mientras que un 15% se vio obligado a esta situación por responsabilidades de cuidado. La falta de políticas públicas que apoyen la conciliación y la imposibilidad de costear servicios de atención a personas dependientes agravan esta situación.
Desde un punto de vista sectorial, seis ramas presentan brechas salariales especialmente elevadas, superando el 30%. Estas son: actividades administrativas, actividades profesionales, científicas y técnicas, sanidad y servicios sociales, comercio, actividades inmobiliarias y actividades financieras. Además, las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en sectores como la agricultura, la construcción y la industria, mientras que predominan en ocupaciones altamente cualificadas o en trabajos de servicios menos remunerados.
El tramo de edad donde la desigualdad salarial es más pronunciada es entre los 35 y 44 años, con una brecha del 22%, lo que supone 6.007 euros anuales de diferencia. Este desfase está relacionado con las interrupciones en la vida laboral de muchas mujeres debido al cuidado de menores o personas dependientes. En los trabajadores más jóvenes, la brecha es menor, situándose en el 12% entre los 25 y 34 años, aunque sigue siendo significativa.
Otro aspecto relevante es la relación entre desigualdad salarial y clase social. En el percentil 90, las mujeres con un salario medio de 40.000 euros presentan una brecha menor en comparación con las mujeres en el percentil más bajo de ingresos. Aquellas que perciben un salario medio de 7.800 euros al año enfrentan una brecha del 44%, ya que los hombres en el mismo segmento ganan de media 13.992 euros (6.192 euros más). Esta disparidad está directamente vinculada a la rama de actividad y el tipo de jornada laboral.
Los complementos salariales también contribuyen a la desigualdad. La brecha en este aspecto alcanza el 39%, favoreciendo a los hombres debido a compensaciones por nocturnidad, turnicidad o trabajo en fines de semana. En sectores como la construcción, la desigualdad es aún mayor, alcanzando el 21%.
La brecha salarial también varía según la nacionalidad. Entre la población extranjera, la diferencia en retribuciones es del 18%, ligeramente superior al 16,9% registrado entre las trabajadoras autóctonas.
Esta desigualdad no solo afecta el presente laboral de las mujeres, sino que también tiene consecuencias a largo plazo. Durante su vida laboral, las mujeres ocupan en mayor medida puestos con menor retribución y enfrentan mayores dificultades para acceder a puestos de dirección. Esta situación se traduce en pensiones de jubilación notablemente inferiores. En la provincia de Alicante, la pensión media de jubilación para las mujeres es de 1.040 euros frente a los 1.523 euros de los hombres, una diferencia del 31,7%. En el caso de la pensión por incapacidad permanente, las mujeres reciben de media 1.037 euros y los hombres 1.137 euros.
A pesar de los avances logrados con la subida del salario mínimo y las reformas laborales, la reducción de la brecha salarial se ha ralentizado en los últimos años. Ante esta realidad, CCOO sigue trabajando en las empresas a través de la negociación de convenios colectivos y planes de igualdad. Aún queda margen para mejorar en flexibilidad horaria, promover permisos parentales equitativos y garantizar que la solicitud de reducciones de jornada o excedencias por cuidado no suponga discriminación para las trabajadoras.
Es urgente implementar medidas más efectivas para cerrar esta brecha. Fomentar la igualdad de oportunidades en la promoción laboral, incentivar la contratación de mujeres en sectores tradicionalmente masculinos y regular la parcialidad son pasos fundamentales. Asimismo, es imprescindible ampliar los servicios públicos de cuidado y mejorar las condiciones laborales en sectores como la educación, sanidad y atención a la dependencia. La igualdad salarial no puede esperar.
Informe brecha CCOO PV 2025 - EstoEsElche