Las auxiliares de enfermería de las residencias privadas cobran hasta 400 euros menos que sus homólogas en el sector público.
20 de enero de 2025
Los sindicatos CCOO y UGT han organizado concentraciones en Castellón, Alicante y Valencia, incluidas las residencias Ballesol, para visibilizar la situación de precariedad que enfrentan los trabajadores y trabajadoras del sector de residencias privadas de mayores. Además de denunciar unas condiciones laborales que califican de insostenibles, los sindicatos reclaman un incremento salarial que la patronal sigue rechazando tras más de un año de espera para abrir negociaciones.
El último convenio colectivo de 2023 establece que el salario base de una gerocultora en una residencia privada es de 1.112,30 euros al mes, con pequeñas compensaciones adicionales: 23,13 euros mensuales por disponibilidad, 20,82 euros por trabajar en domingos o festivos, y 19,17 euros por noche trabajada. En comparación, una auxiliar de enfermería del sector público recibió un salario base de 1.512,15 euros el mismo año, con complementos de 39,45 euros por domingos o festivos y 35,10 euros por noches trabajadas. Estas cifras reflejan una brecha salarial significativa para quienes realizan las mismas tareas y enfrentan, en muchos casos, mayores exigencias debido a ratios de personal insuficientes.
Las diferencias entre los sectores público y privado van más allá de los salarios. En los centros privados, la falta de personal suficiente impide ofrecer una atención adecuada a los residentes, afectando directamente a la calidad del servicio.
«Es inaceptable que las personas mayores no reciban el cuidado que merecen debido a la falta de inversión en las condiciones laborales de quienes les atienden», señala Ana Sánchez, representante de CCOO.
El sector, que emplea principalmente a mujeres, fue clave durante la pandemia de COVID-19, pero los aplausos y los discursos de reconocimiento no se han traducido en mejoras tangibles. «Las trabajadoras de las residencias privadas no solo soportan largas jornadas con sobrecarga física y emocional, sino que también enfrentan problemas de salud derivados de esta presión constante, como trastornos músculo-esqueléticos», explica José Marchante, portavoz de UGT.
Los sindicatos subrayan que la precariedad laboral no solo afecta a las trabajadoras, sino también a las personas usuarias, cuyo bienestar depende de condiciones laborales dignas para quienes las cuidan. CCOO y UGT exigen un reajuste salarial acorde a la importancia del trabajo que desempeñan y una mejora sustancial de las condiciones laborales para dignificar el sector.